Jesús está Llamando a la Puerta ¿Lo Escuchaste? Un Llamado al Avivamiento por Brian Mark Weller

Esta mañana me desperté repentinamente de un sueño profundo. En mi sueño, escuché un llamado fuerte en la puerta. El visitante no tocó dos o más veces. Sólo fue una vez—fuerte y claro. Luego me desperté. 
El llamado de la puerta vino de alguien que aguardaba ser escuchado. Sabia que fue el Señor despertándome, así que me levanté inmediatamente y comencé a orar y buscarlo. Sentí que Él tenia algo específico que decir sobre el llamado de la puerta. ¿Era ese un mensaje para mí? ¿Era un mensaje para Su pueblo? ¿Era un mensaje para los no creyentes? ¿Era un mensaje para todos?
Repentinamente la luz vino, descifrando el misterio. El Espíritu Santo me recordó de Apocalipsis 3:20—“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo” (NVI). Sabia que Dios estaba enviando un llamado de despertar a la iglesia. 
Cuando Jesús Llama a Tu Puerta
“Mira que estoy a la puerta y llamo” (Apocalipsis 3:20 NVI). Evangelistas han usado este versículo en cruzadas por muchos años. Pero para ser honesto, ellos lo están usando mal. En el contexto, Jesús envió este mensaje a los cristianos.
La iglesia de Laodicea había perdido su camino. Sus corazones estaban muy lejos de la voluntad y plan de Dios, y estaban a punto de recibir un llamado de despertar. Ese llamado de despertar vino con un llamado palpitante y un mensaje que podría alterar su destino. Se encontraron a si mismos en el extremo receptor del amor, el desdén y la corrección directa de Jesús.
Menos de un siglo había pasado desde la resurrección de Jesús. Aun así, esta iglesia ya había olvidado la promesa de Jesús: “Sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). En unas pocas décadas, ellos ya se habían vuelto mucho menos de lo que Jesús tenia destinado.
Desafortunadamente, ¡Laodicea no estaba sola! Otras cinco iglesias recibieron un fuerte mensaje de parte del Señor. Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira y Sardis también necesitaban corrección. En realidad, sólo una de las siete iglesias recibieron una alabanza no cualificada de Jesús — la Iglesia en Filadelfia. Jesús les dijo a ellos, “Conozco tus obras. Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas, pero has obedecido mi palabra y no has renegado de mi nombre” (Apocalipsis 3:8 NVI).
A diferencia de la iglesia de Filadelfia, los Laodicenos se habían alejado perezosamente de su primer amor. Jesucristo ya no tenía la primera prioridad. De acuerdo a Jesús, ellos se habían vuelto tibios. No fríos; tibios. El Diccionario de Cambridge lo define de esta manera: “Sólo un poco caliente . . . no entusiasta o interesado.”
“¡Al Menos No Somos Fríos!”
Desafortunadamente, muchos en la iglesia del siglo 21 se sientes como en casa en aguas tibias, tal como los Laodicenos. Muchos incluso ven el vivir tibio como una forma aceptable del cristianismo. Algunos incluso dicen, “Bueno, ¡al menos no somos fríos!”. Si eso es lo que tú estas pensando, escucha atentamente a las palabras de Jesús: 
“Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro! Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca” (Apocalipsis 3:15-16 NVI).
¡Ouch! ¡Eso duele! ¿Cómo podía Jesús hablar tan duramente? ¿Cómo podía el manso y apacible Jesús hablarle a una iglesia y a sus líderes en un tono tan degradante? ¿Cómo podía el Dios del amor hablar tan directamente? ¡Te diré el por qué! Él le estaba hablando a Su iglesia — un grupo que afirmaba representarlo a Él. Dios no estaba feliz con la imagen que ellos transmitían. (Él tampoco está feliz cuando la Iglesia del siglo 21 lo tergiversa). Yo creo que la iglesia de Laodicea manipulaba las palabras de Jesús para beneficiarse a sí mismos más que a Dios.
Había demasiado en juego para consolarlos en su compromiso insensible. Piénsalo. Jesús no solo entregó estas palabras penetrantes — Él le encargó a Juan que las enviara en una carta. Quería grabarlo en los archivos de la historia: “Si eres tibio, te escupiré de mi boca”. Quería advertir a los futuros cristianos que no siguieran el patrón de Laodicea.
La Anatomía de la Apostasía
Entonces consideremos el ejemplo de ellos. ¿Cómo la Iglesia de Laodicea se había convertido tan lamentablemente tibia? El problema de ellos no era sólo distracción espiritual. Ellos habían caído presa del orgullo y materialismo espiritual. Como Jesús lo dijo, “Dices: ‘Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada’; pero no te das cuenta de cuán infeliz y miserable, pobre, ciego y desnudo eres tú” (Apocalipsis 3:17).
Observa que — Jesús los había oido diciendo, “No tenemos necesidad de nada.” Considera como esas palabras sonaron para Jesús mientras estaba sentado en Su trono celestial de gracia. Quizás Él pensó, “¿Es esto lo que el evangelio significa para esta iglesia?” Pero la realidad era que ellos desesperadamente necesitaban honestidad y humildad santa (tal como muchos de nosotros). Ellos desesperadamente necesitaban una dosis fresca del propósito divino más allá de simplemente las bendiciones materiales. Cuán rápido habían olvidado las instrucciones famosas de Jesús:
“No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6:19-20 NVI).
Sí, los cristianos de Laodicea se habían vuelto ciegos espiritualmente durante un tiempo de prosperidad económica, y habían caído en un evangelio falso de riqueza y auto-indulgencia. Probablemente ellos proclamaban, “¡Mira cómo Dios nos está bendiciendo!” Pero en realidad, ellos pasaron de “los lugares celestiales en Cristo Jesús” (Efesios 2:6 LBLA) a “amigos del mundo . . . enemigos de Dios” (Santiago 4:4 NVI). ¡En un corto periodo de tiempo, ellos se volvieron más interesados en las “bendiciones” de Dios que en el Dios de las bendiciones!
La historia nos dice que Laodicea era el paraíso de un hombre de negocios. La ciudad tenía tres oficios en auge para distraer a la iglesia de su llamado:
  • Funcionaba como el centro bancario e intercambio de oro para Asia Menor
  • Tenía un importante centro textil y una escuela de medicina de renombre mundial. 
  • Exportaban un colirio llamado Polvo Frigio que la gente de todo el mundo conocido quería y estaba dispuesto a pagar.
Negocios en auge, cristianos prosperados, y espiritualidad disminuida. Las donaciones de iglesias se dispararon y quizás los lideres de la iglesia se distrajeron. “¿Qué podemos hacer con todo este dinero?” Ellos vivían en una sociedad muy prospera, y el dinero se había convertido más importante para ellos que el llamado de Dios. Su deseo por las riquezas superaba con creces su deseo por crecimiento espiritual. Habían hecho la transición de caliente a tibio, y Jesús llamó a la puerta para traer orden a Su iglesia. ¡La iglesia contra la cual se supone que las compuertas del infierno no prevalecerán!”.
Ahora, en su lujosa prosperidad, ellos ni siquiera notaron que su salud espiritual se había hundido a un mínimo histórico. ¡Los cristianos de Laodicea aun se veían a sí mismos como sentados en lugares celestiales! Tal vez se habían engañado a sí mismos por su propia mentalidad alta. La realidad era que ya se habían deslizado muy por debajo de su llamado original y, en cambio, residían en los barrios bajos espirituales de los perezosos. Se habían hundido tan bajo que Jesús estaba listo para escupirlos de su boca. Piensa en eso por un momento. ¿Cómo pudieron haber caído tan lejos tan rápido? ¿Cómo podríamos alguna vez hacer eso? ¿Lo hemos hecho? ¿Lo he hecho?
Tal vez creyeron que habían subido a la cima. Quizás pensaron que sus posesiones materiales demostraban la afirmación de Dios; que las bendiciones financieras de Dios demostraron el favor de Dios. Quizás, creyendo esto, concluyeron que habían alcanzado una espiritualidad mucho más alta que las otras iglesias. Sabemos que ellos habían retrocedido en su caminar con el Señor; pero ¿ellos lo sabían? ¿Podría ser que los Laodicenos habían fundado la primera carta de la Iglesia de “Nómbralo y Reclámalo”? ¿Podrían haber caído en un evangelio de prosperidad del primer siglo?
Independientemente de mi especulación, la verdad es que los demonios del engaño usaron la devoción egoísta y superficial de Laodicea para atraparlos en el cristianismo casual. Abrazaron la doctrina amortiguadora del mí, yo y yo mismo. Ahora el yo se había convertido en su máxima prioridad.
Jesús interrumpe el Estilo de Vida Laodiceno
Luego, repentinamente, la iglesia de Laodicea recibe un llamado a su puerta que podría cambiar todo. ¿Lo escucharían y despertarían de su inactividad? Jesús los amaba y ansiaba por su arrepentimiento. Él llamó a la puerta con expectativas altas para Su iglesia y Su pueblo. La pregunta es, ¿abrirían la puerta y recibirían Su critica y corrección amorosa? ¿O rechazarían el llamado a la puerta, lo rechazarían y escucharían en cambio las voces anticristianas del mundo que los rodea? ¿Estaban más interesados en el abrazar de Dios o en el del sistema mundial? ¿Querían escuchar al mundo impío decir: “Bien hecho, conformista bueno y fiel”, o escuchar a Jesús decir: “Bien hecho, siervo bueno y fiel?” ¿Qué queremos? ¿Qué querrían las “iglesias” liberales, tibias y laodicenas de hoy?
El llamado de Jesús fue real y autoritario. Mirando desde el cielo, Jesús dio su clara perspectiva de Laodicea: “Pero no te das cuenta de cuán infeliz y miserable, pobre, ciego y desnudo eres tú” (Apocalipsis 3:17 NVI). Es un estado triste. Lo sé porque he estado allí antes. Si no se arrepintieran, Jesús prometió un juicio seguro: “Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca” (Apocalipsis 3:16 NVI). Jesús anunció: “¡Ha llegado el día del juicio final! ¡Arrepiéntete ahora, o te escupiré y quitaré de su lugar tu candelabro!”
La Oferta de tu Vida
Entonces Jesús dio vuelta la esquina en esta reprensión tan necesaria, y le ofreció a Laodicea la oportunidad de su vida. Él incorporó las tres mayores distracciones económicas de ellos en su oferta de restauración:
“Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego, para que te hagas rico; ropas blancas para que te vistas y cubras tu vergonzosa desnudez; y colirio para que te lo pongas en los ojos y recobres la vista” (Apocalipsis 3:18 NVI).
Cuando Jesús nos invita a comprar oro refinado por el fuego, Él nos llama a contar el costo y pagar el precio de seguir a Dios y cumplir Sus planes. Dios nos llama a caminar con Él a través de las fuertes pruebas de la vida, incluyendo rechazo y persecución. Él nos llama a crecer un anhelo de purificación para que podamos reflejar Su luz y enviar Su glorioso evangelio al mundo. 
Al invitarnos a comprar ropas blancas, Jesús nos llama a recobrar nuestra identidad en Jesucristo y Su justicia. Él nos llama a regresar a la realidad pura que nuestra identidad viene de Él, no de nuestras posesiones o apariencia. Nuestra apariencia externa no tiene valor celestial para Dios — sin la justicia de Jesús, somos hallados desnudos delante de Él. “Porque Él me vistió con ropas de salvación y me cubrió con el manto de la justicia.” (Isaías 61:10 NVI)
Por último pero no menos importante, Jesús llamó “unge tus ojos con colirio para que recobres la vista.” Amo como Jesús llama usando ilustraciones que reconocemos. Los Laodicenos sabían el valor del colirio — específicamente el Polvo Frigio. Las personas alrededor del mundo pagaban buen dinero por eso. Ellos lo exportaban a todos lados.
  • ¿Estaban ahora dispuestos a sacrificar lo no esencial para ganar nuevamente su fuego espiritual, y que puedan ver de nuevo como cuando creyeron por primera vez? 
  • ¿Estaban dispuestos a exportar su fe al resto del mundo y hacer eso su prioridad? 
  • ¿Estaban listos para usar sus riquezas para los propósitos de Dios y no sólo para su propia satisfacción?
La historia nos dice que si lo estaban. ¿Lo estamos? ¿Estamos dispuestos a poner a un lado nuestros grandes ídolos para recuperar nuestra vision espiritual y recibir el fuego abrasador del Espíritu Santo una vez mas? ¿Estamos listos para volver a buscar primero el Reino de Dios y Su justicia?
El Llamado de Jesús a la Restauración
Jesús termina esta corta carta a la Iglesia de Laodicea con un llamado a la restauración: 

“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo. Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono. El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias»” (Apocalipsis 3:20-22 NVI).

Hay tres etapas para esta invitación. Primero, oír el llamado a la puerta de Jesús. Segundo, no sólo quedarte sentado ahí. ¡Levántate, abre la puerta, y escucha atentamente a Su voz! Recibe a Jesús de vuelta a Su lugar legítimo en tu vida como Señor y Rey. Finalmente, recibe el lugar que Jesús te prometió a Su lado: “Le daré el derecho de sentarse conmigo en Mi trono, como también Yo vencí y me senté con Mi Padre en Su trono” (Apocalipsis 3:21 NVI). 
Jesús ha Llamado a la Puerta. ¿La abriremos?
No puedo vociferar contra la Iglesia en Laodicea desde una posición elevada de espiritualidad. Cuando leo este pasaje, también lo tomo muy en serio. Confieso que he vivido como Laodicea más veces de las que me gustaría admitir en mi relación de 45 años con el Señor. ¿Qué hay de tí? Afortunadamente, Jesús llamó a mi puerta, captó mi atención y me dio la convicción que me lanzó al río de la restauración redentora de Dios.

La verdad es que muchos de nosotros hemos vivido mucho como la iglesia de Laodicea. Quizás tú estás en esa categoría. Dios esta preguntando, ¿Escuchaste el llamado a la puerta? ¿El llamado a la puerta de Jesús — el llamado que nos llama al arrepentimiento y restauración? Si es así, ¿Qué harás? ¿Tendrás oído para escuchar lo que Jesús está diciendo? ¿Podría esta ser tu última oportunidad para responder? ¡Quizás sí, quizás no! Sólo Dios sabe lo que trae el futuro, y que está delante para cada uno de nosotros. 

Nosotros si sabemos una cosa con certeza: Jesús nos ama lo suficiente como para enviar un fuerte golpe a las puertas de nuestros corazones. Entonces, Jesús nos deja para decidir si responderemos o no. Él sabe lo que nos espera delante si respondemos o no. Quiero la voluntad de Dios para mi vida. ¿Tú no?
 
Después de leer este artículo, ¿Haz decidido mantenerte distante de Dios y continuar en pecado? Si es así, quiero que contemples la advertencia de Jesús: 

“Tan pronto como el dueño de la casa se haya levantado a cerrar la puerta, ustedes desde afuera se pondrán a golpear la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos”. Pero Él les contestará: “No sé quiénes son ustedes” (Lucas 13:25 NVI). Por favor piensa seriamente en la advertencia de Jesús. 

Pero, si estas listo para responder al llamado a la puerta, entonces oremos.

Una Oración de Arrepentimiento y Restauración
Padre Celestial, vengo a ti en el nombre de Jesús y en tu gracia sola. Confieso que no tengo justicia en mis propias fuerzas. La única justicia que tengo es la que Tú me haz dado a través de Tu hijo Jesús—mi Señor, Maestro, y Rey. Padre, perdóname por mi egoísmo, egocentrismo y falta de discernimiento espiritual. Como los cristianos en Laodicea, he perdido mi camino y me he distraído. Padre, necesito tu perdón, fuerzas, misericordia divina y gracia. 

Jesús, confieso que te he representado mal a Ti y a Tu Reino, y estoy genuinamente arrepentido. ¡Por favor perdóname! He oído tu llamado a la puerta, y estoy abriendo la puerta de par en par. Por favor entra y enséñame tu camino nuevo y viviente. He venido a ser reconciliado contigo. Vengo a ser lavado y limpiado. He venido a comprar el oro del que hablaste—el oro de Tu Reino; ¡las riquezas de Tu gracia! Quiero vestir tus mantos de Justicia. Quiero tu colirio celestial para que pueda ver las cosas espirituales clara y vívidamente. Quiero que mi relación contigo cobre vida una vez más. Quiero buscarte con todo mi corazón. Quiero amarte con todo mi corazón, alma, mente y fuerzas. Quiero servirte con todo dentro de mí a través del poder del Espíritu Santo. Quiero humildemente, valientemente y acertadamente proclamar las Buenas Nuevas.  Quiero dedicarme a mí mismo a llevar este mensaje a toda persona en este planeta. ¡Gracias por escuchar mi oración! ¡Gracias por tu limpieza! ¡Gracias por renovarme y revivirme! ¡Gracias por llamar a la puerta de mi corazón! Oro todas estas cosas en el nombre de Jesús. Amén. 

Ahora, familia de Dios, es tiempo de avanzar con nuestras manos en el arado. ¡Marchar hacia adelante! Resiste la tentación de mirar atrás a las fallas pasadas, excepto para recordarte que no debes arar ese camino nuevamente. Él te ama y te llevará al futuro que ha planeado.
Dios te bendiga mientras sigues a Dios,

Brian Mark Weller

 
 
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Brian Mark Weller es el fundador de Message Ministries y es un maestro cristiano con una pasión por las misiones mundiales. Brian conoció al Señor en 1974 y entró en el ministerio público poco después en 1976. En 1988, Dios le dio a Brian un regalo especial: una carga penetrante por las almas perdidas en el campo misionero. Desde entonces, Brian ha viajado por las naciones predicando las buenas nuevas de Jesucristo. Él ha grabado ab 9 álbumnes de musica cristiana desafiante  y publicado un libro inspirador — Un Corazón en Caída: 5 Pasos  hacia la caida del Corazón y su regreso. Actualmente vive con su esposa Anne en St. Petersburg, FL. Tiene tres hijos adultos y tres nietos.

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