Agosto 2021: El Llamado Misionero de Dios – un Mandato de ser Obedecidos por Brian Mark Weller

El llamado misionero de Dios nunca se toma un descanso ni entra en modo de retiro. Para cumplir con la Gran Comisión de Dios, debemos vivir continuamente vidas enfocadas en la oración y la obediencia al llamado celestial de Dios que se encuentra en Mateo 28:18-20:
Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo, “Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.”
Este mandato de Jesucristo ha sido conocido como la Gran Comisión durante siglos. Muchos creen que fue el barón Justinian Von Welz, misionero del siglo XVII, quien acuñó el término por primera vez. Los investigadores no pueden encontrar ningún registro de la “Gran Comisión” utilizada en referencia al mandato de Jesús para la evangelización mundial antes de 1650. El barón Von Welz es posiblemente el primero en utilizar el término, pero lo hizo famoso el misionero Hudson Taylor. Hudson Taylor fue un misionero muy fructífero en China a finales del siglo XIX. Fue el fundador de la organización China Inland Mission, y él y los que trabajaron con él se tomaron en serio la Gran Comisión de Dios.  
Hudson Taylor escribió, “La Gran Comisión no es una opción a ser considerada; es un manito a ser obedecido.”  ¡Yo lo creo! ¿Tú también?
Desafortunadamente, según un reciente reporte publicado por Barna titulado “Traduciendo la Gran Comisión,” sólo el 17% de asistentes a la iglesia han oído de la Gran Comisión o saben el significado del término. 51% dijeron que nunca escucharon el término. 25% dijeron que oyeron el término pero no estaban seguros del significado. Esto es alarmante para mi y debería serlo para ti. ¿Porqué? Porque muestra que la Gran Comisión, incluido misiones, no es de alta prioridad en muchas iglesias, y alcanzar a los no alcanzados no está en su agenda o es de menor importancia.
Con esto en mente, los embajadores de Cristo que abrazan el mandato de Jesús de alcanzar a todo el mundo con el evangelio juegan un papel sagrado y estratégico. Debemos ser todos manos a la obra en todo momento para lograr lo que Dios desea. Vemos los signos de los tiempos sucediendo a nuestro alrededor, lo que debería despertarnos al llamado de Dios para la evangelización mundial, especialmente porque se estima que hay 3.2 billones de personas que aún no han escuchado el evangelio de Jesucristo. Digo aún porque muchos como tú y nosotros estamos decididos a hacer nuestra parte para cumplir la Gran Comisión en nuestra vida. ¡Con Dios, todas las cosas son posibles! ¡Amén! 
En este momento, hay muchas necesidades en muchos lugares. Recibimos muchas peticiones de ayuda de todo el mundo y hacemos lo que podemos mientras Dios nos guía y provee. Como líder de esta organización misionera, me siento con frecuencia y oro: “Señor, ayúdanos a hacer más”. Al mismo tiempo, doy gracias al Señor por permitirnos hacer lo que hacemos cada mes en Camboya, China, India, Laos, Myanmar, Perú y Tailandia.
 
Le doy gracias a Dios una y otra vez por quienes nos ayudan fielmente a llegar a este mundo a través de sus oraciones y donaciones. Gracias a ustedes, y por la gracia de Dios, cada mes, la gente escucha el evangelio por primera vez, almas son salvas, las personas son sanadas y liberadas de la opresión demoníaca, los hambrientos son alimentados, los huérfanos atendidos, y los pastores y sus familias reciben apoyo.
 
Alabado sea Dios, el mensaje de salvación de Jesús avanza gracias al pueblo de Dios que tiene sus ojos espirituales bien abiertos, mirando los campos de la cosecha espiritual. Ellos ven lo que Dios quiere hacer y hacen lo que Dios quiere hacer.
 
¡Que Dios te bendiga por tu fidelidad a Su llamado!
 
Brian Weller
P.S. – ¿Quieres apoyar nuestro trabajo misionero? Si es así, dale clic al botón verde debajo para encontrar 4 maneras de unirte en la cosecha de Dios.

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