Amo este versículo porque en el, el Rey David afirma que Dios puede liberarnos de todos nuestros temores, y nos dice cómo. ¿Cómo? A través de buscar al Señor en adoración, oración y al meditar en Sus promesas halladas en versículos como este.
Nuestra mente es el campo de batalla del temor y está bajo un constante ataque de este atroz enemigo. Por esa razón, el temor hace todo lo posible para hacer de nuestras mentes su patio de recreo. Pisa la escena con lo que parece tener “sentido” y luego intenta fervientemente empujarnos por los toboganes de la preocupación y la duda. Trabaja aún más duro, buscando silenciar la voz del Espíritu Santo en nosotros. Sabe que el Espíritu Santo puede borrar esos pensamientos ansiosos con una palabra hablada bajo Su dirección. Ese espíritu de temor sabe que si logra hacernos pensar más de lo que oramos y escuchar la guía de Dios, puede tener una victoria.
Aquí hay más grandes noticias de la Palabra de Dios:
“Porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él” (Isaías 59:19 RV1960).
“Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4 LBLA).
Ves, ¡Dios ha provisto la victoria a través de Jesucristo y el poder del Espíritu Santo! ¡Necesitamos caminar en él y podemos! Di conmigo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13 LBLA).
El Apóstol Pablo nos dio una de las soluciones más grandes para nuestra batalla con el temor. “Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes” (Filipenses 4:8-9.LBLA).
¡Si nos disciplinamos a nosotros mismos para pensar en las cosas nombradas en ese versículo, estaremos un paso más cerca de erradicar las fortalezas del temor! Podrías decir aquí: pero David escribió que Dios “lo liberó de todos sus temores”. ¡Sí, él escribió eso, y Dios lo hizo! David también escribió en Salmos 1 que seríamos bendecidos si nuestro “deleite está en la ley del Señor, y en su ley medita día y noche”. (Salmo 1:2 LBLA). Necesitamos meditar en la Palabra y las promesas de Dios día y noche.
Alaba a Dios que muchos cristianos están confiando en Dios ahora más que antes. Se han envueltos a si mismos en su armadura celestial y están brillando fuertemente contra esa oscuridad demoniaca actual. Ellos se están manteniendo firmes y el temor está temblando y huyendo como un cobarde. “Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes” (Santiago 4:7 LBLA).
Sólo hay dos resultados en nuestra batalla contra el temor. Uno es alejarse como conquistador y campeón triunfante en Jesucristo, y el otro es ser arrasado en el campo de batalla, con el temor parado sobre nosotros con su pie en nuestra espalda y nuestra cara en el lodo de la derrota.
¡Juntos, tomemos nuestro lugar orando los unos por los otros! Abandonemos los campos del temor y corramos a los florecientes campos de la fe, donde las promesas de Dios producen fruto espiritual rico y abundante. Luego, nosotros también proclamaremos cómo David lo hizo: “Busqué al Señor, y Él me respondió, y me libró de todos mis temores.” (Salmos 34:4 LBLA).
Brian Mark Weller